Todos los años, por estas fechas, tengo la costumbre de escuchar, al menos una vez, la canción "La Saeta", con letra de Antonio Machado y música de Serrat. Es sensacional, emotiva, grandiosa, solemne y se ha popularizado hasta el punto de formar parte del repertorio de marchas procesionales y de la memoria colectiva, independientemente de las creencias religiosas.
En mi caso, y a pesar de haberla escuchado infinidad de veces desde mi juventud, no puedo evitar emocionarme cada vez que me llega al oído.
En esta ocasión recurro a la interpretación que hizo Serrat en Chile, en 1969, en un recital de presentación del disco dedicado a Antonio Machado.
Como siempre, una sublime delicia, un halago para la sensibilidad.
